Un hemistiquio inicia mi verso alejandrino
y una segunda parte completa su misión
serán catorce versos que marquen el camino
y una cesura o pausa como verbal mojón.
Con éste dos cuartetos de rítmico destino
completo y es el medio de un texto juguetón.
Si, ya casi llegamos, seguro que le atino.
Pues sí, el centro justo: el anterior renglón.
Si Góngora me viera forzando los tercetos
con ritmo esdrujulado me daría un sermón:
¡Pelafustán maltrecho, autor de mamotretos,
Calibán de la Letra, escribidor ramplón,
no arruines, no maltrates las glosas, los sonetos,
dedícate a la pesca del bagre o del salmón!
— DHB