Hija pobre de la literatura 1), la poesía no tiene - en el sentimiento de las mayorías - el arraigo que tienen la novela y el cuento. Tal vez por su esencia simbólica, tal vez por prejuicios.
Paradójicamente, internet es un muestrario de miles y miles y miles de espíritus creadores de esos compendios de consciencia que, con mayor o menor fortuna, intentan derramar esos guijarros del alma y compartirlos con el resto del mundo.
Y si hablamos de poesía en idiomas que no son el nuestro (con excepciones de lenguas de países dominantes) más perdida la vemos en la niebla del desconocimiento.
Hallar poemas de tierras extranjeras es como ir levantando piedras en caminos desconocidos, allí debajo hay un mundo a descubrir, un universo poblado por miríadas de criaturas prestas y deseosas de asaltar e invadir nuestra atención.
Hoy, como nunca, es fácil acceder a esos tesoros, los invito a hacer minería poética recorriendo estos sitios 2).
☟ Algunos autores ☟
En la verde arboleda
A menudo he caminado por el bosque
sin encontrar jamás
al que busco
ni en los senderos tortuosos
donde danzan las sombras a la luz de la luna
ni junto a las lagunas
ni en las márgenes de las fuentes
donde crecen los lirios
y la tímida cierva
sacia su sed al alba
jamás he encontrado
al que busco;
aunque su canto llenase el bosque
y el corcel blanco
esperase en la arboleda
estaba ausente
sola he vagado por entre los árboles
y sembrado de flores sus huellas.
Inocencia
Bajo tanto sol
en una barca estrecha
la alegría
de sentir contra mis rodillas
la desnudez pura de un niño
y el ebrio tormento de incubar en la sangre
lo que él ignora.
Tocador con tres espejos
En frente de tres espejos, una mujer reía interiormente mientras tras ella un hombre oculto fisgoneaba. El mirón también estaba reflejado en el espejo. “Uh oh, esto no funcionará,” pensó la mujer, peinando su cabello. “Uh oh, esto no funcionará,” pensó el hombre, también, e iba simplemente a retirarse. Pero, curioso, iba a mirar de nuevo al espejo cuando, acoplándose desde atrás, otro hombre se reflejó en el espejo. La mujer se aplicaba maquillaje tan resueltamente que no sabía quién era ella misma. Bien, ¿cuántos hombres y mujeres había en el espejo dentro del espejo entre el espejo?
EL CARRUAJE
¿Podría la flecha detenerse y retornar a la
mano que la lanzó?
Me apresuro, me apresuro en mantenerme vivo
La flecha tiene una mano que la lanza nuevamente
La mano que me disparó tiene nuevos muchachos a quienes disparar
Por tanto me apresuro y me apresuro
Quiero alcanzar mi fin, aplastado y vuelto añicos
Abriéndome paso entre manos, lenguas y pensamientos
Patines de ira y deseo en mis pies
Deslizándome hacia el cielo
Palabra que circula
Yo misma
una palabra inexpresada
que circula
aquel que la pronuncia
me libera
en mi féretro de vidrio