Subió al polen ingrávido y sutil de la mañana
envuelta en su silencio

buscó en las ondas del aire aquél suspiro
que la llevara al remolino de colores
voraz y hambriento de rocío
en donde solazar sus ansias de infinito

desplegó los abanicos del embrujo
buscando sostenerse al compás de los murmullos
del cáliz generoso
que ofrecía su boca de ámbar y rubíes
donde las cuerdas vibrantes de la vida
tensaban estámbricos acordes

vio las gotas matinales
llorar un salmo agradecido
que rodaba sus tímidas esferas
por la turgencia traslúcida de tallos
como verdes brazos de encadenada arquitextura
tejiendo la malla del futuro

su danza alticambiante
dibujaba zigzags de alborotados ritmos
en la expectante albúmina silvestre

y al fin
con delicadas púas
se asió del terso manto
acomodó su equilibrio
a las acuarelas temblorosas y fragantes
y bebió de la copa del delirio.

— DHB
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