Hoy la historia se fisura,
hay fisuras en el mármol,
el Discurso está quebrado,
rajados los pedestales.
No hay historias oficiales,
nuevos vientos van soplando.

Hay pequeños huracanes,
hay desmanes en las plazas
y luces en las terrazas.
Hay desorden, griterío.
Como cuando nace un niño
se agita toda la casa.

Ya lo dijo aquél juglar:
Hay que soplar en el viento.
Y reforzar el intento.
No es cuento el que está contando
con su timbre destemplado
la voz alegre del pueblo.

Ahora que el tiempo cruje
y ruge ya la esperanza,
ahora que la distancia
no alcanza para alejarnos,
encadenemos las manos
y forcemos la avalancha.

Se sacuden los caireles,
los laureles ya se van
al suelo, y en el desván
están inquietos los muebles.
Cuando el abajo se mueve
arriba hay tembladeral.

Lo que antes era no es tal
ni cual como lo contaron.
No pocas cosas callaron
y estamos por entender
que los inventos de ayer
ya se van desmoronando.

Hoy la historia es otra cosa
y nos roza alegremente
empujándonos al frente
de esta marea de sueños.
Hoy estamos siendo dueños
de una historia diferente.

Ahora que el tiempo cruje
y ruge ya la esperanza,
ahora que la distancia
no alcanza para alejarnos,
encadenemos las manos
y forcemos la avalancha.

— DHB
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