El pájaro se hizo luz en la mañana,
robándole al sol su rayo voluptuoso
para convertirlo en espada vencedora
de la monotonía azul de las alturas.
Se elevó en curva amenaza
e hirió al cielo de un tajo florecido,
cuyo vientre gozosamente abierto
vació su entraña de irisados cantos.
Y el trino aguerrido de su aurora
enmudeció las penas e iluminó los campos.
— DHB