Escribo en la noche con un dedo
el esfumado nombre de tus ojos
y el fosforescente trazo de mi yema
provoca un efímero estertor de estrellas
un oleaje imperceptible
como una lágrima de intento arrepentido

soplo las letras
del nocturno alfabeto que allí aprendo
para que en un desorden fructífero y constante
se acomoden a la sombra cristalina
que trasluce el oscuro ventanal de tu mirada
como un cono de luz
anómala
invertida

Sigo pintando la oleosa superficie
con los signos ignotos que tu mirar me dicta
y en noctilíneos renglones transparentes
puedo ver al fin
la serie interminable de palabras
con las que nunca alcanzaré a nombrar
ese abismo de vientos siderales.

— DHB
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