Adiós y gracias
le dijo la hoja al árbol
Gracias por brotarme y sostenerme
pero ya debo partir
otoño me llama y debo desprenderme
Gracias y adiós
el árbol respondió con su voz ronca
Gracias por el aire que me diste
por tu verde compañía
y todo el sol que bebiste
Con grácil movimiento
casi una reverencia
separó su pecíolo del árbol
la hoja, danzarina de la tarde
En su crujiente cadencia
vaivén de ocre levedad
danzaban los duendes amarillos
su promesa acolchada de humedad
Vueltas y vueltas en el aire
mariposa que desciende sostenida
por los brazos amables de la brisa
ave de tierra futura
danza condenatoria de la prisa
Tal vez un soplo travieso
altere su rumbo presentido
y lleve su gracioso carrusel
hacia un espejo de agua
y con delicadeza de niño
la pose en su reflejo
girando lentamente
disfrutando de ese cielo
generando concéntricas sonrisas
puertas abiertas
a la amarillenta planicie de sus sueños
Moscas, pulgas de agua, abejas, mariposas
serán los navegantes de esa balsa quebradiza
Efímeros galeotes
sin remos
sin velas
sin orilla
Y en el oscuro muelle del barro originario
atracará su carga de silencios
su germen promisorio.
En cama seca
en verde alfombra
o en húmedos detritos
culminará su danza alimentando sueños
brotes
humus
generoso e invicto.
— DHB
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