La implacable

La implacable mano del día
deshace ya, como al pasar,
las polvorientas telarañas
que en su expectante vigilia tejió la noche.

Los pájaros pasan
sin detenerse a observar a ese perro que ladra.
Un avión se pierde en lo alto
como buscando los signos de la sabiduría.

Nace un hombre
otro muere

y yo
como un punto en una inmensa hoja blanca
todavía espero.

DHB