En una hoja seca
traída por el viento
con letras inspiradas
urdí mis pensamientos.

Mas una artera brisa,
con maña indecorosa,
de mis ingenuas manos
arrebató las glosas.

Husmeo alcantarillas
y hurgo en los umbrales,
inquiero a todo el mundo,
busco en los andurriales,

por si esas rimas tornan
a encontrarse conmigo,
ya que, por más que quiera
y me empeñe, no consigo

repetir ese instante
de inspiración tan clara
pues caducó la idea
y el estro desampara.

Tal vez alguien encuentre
mis malogrados versos
que en una aciaga tarde
arrebatóme el céfiro

e intente en su lectura
hallar deleite y calma,
pues es la poesía
el néctar de las almas.

A ti, Casual, te digo:
ahórrate el esfuerzo,
que no existió la página,
ni el poema, ni el cierzo;

sólo una hora vacía,
el ideal momento
de pergeniar tranquilo
este divertimento.

— DHB
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