Los músculos del tiempo

Cuando el fantasma del tiempo
sintió el estremecimiento inicial
que puso sus rosados músculos en movimiento
(vírgenes de agujas y de arenas)
y huérfano de clepsidras
sonoras como catedrales en la noche
inició su lenta marcha
levantando polvaredas de estrellas y silencio
la nube del misterio permanente
tendió sus tules
suaves medusas de engañadora sutileza.

Pétrea condena
a quien le lluevan sus risas segmentadas.
Mirar sus ojos
es quedar atrapado para siempre
en el lítico universo de las horas.

DHB