Milonga en una piedra


Sentado sobre una piedra,
contemplando el horizonte,
al camino que se pierde
le pregunto ¿dónde… dónde?
Camino que vas tan lejos
respondeme ¿dónde… dónde?

A las sombras andariegas
que con el sol van cruzando
de un lado al otro del valle
les pregunto ¿cuándo… cuándo?
Cruzan las sombras el valle
y yo les pregunto ¿cuándo?

Cerros, ríos y llanuras,
aves y yaguaretés,
montañas, selvas y mares,
los miro y pregunto ¿qué?
El paisaje se me impone
y yo le pregunto ¿qué?

Y a mi imagen reflejada
en los charcos que a mis pies
arma y desarma la lluvia
también le pregunto ¿quién?
A la lluvia y sus espejos
también les pregunto ¿quién?

¿Dónde andará mi destino
y cuándo habré de alcanzarlo?
¿Qué es esto que me rodea?
¿Quién mis versos ha cantado?
¿Quién recogerá mis versos
cuando yo me haya marchado?

Y el paisaje, viejo sabio
de espera y de crecimiento,
con la voz de sus criaturas
esto me fue respondiendo,
el sabio y sus criaturas
esto fueron respondiendo:

“Tu destino avanza y crece
conforme avanzan tus pies,
porque cuanto más camines
tanto aumentará tu sed.
Caminando y caminando
irá aumentando tu sed.

El tiempo de la cosecha
es hoy, mañana y ayer,
pues efímera es la vida
y aprovecharla es saber.
Porque la vida es muy corta
aprovecharla es saber.

Todo lo que te rodea
es una cosa con vos
y a esa comunión de vida
algunos le llaman Dios.
Esa comunión de vida
podría llamarse Dios.

Tus versos sólo eran tuyos
hasta que los escribiste,
al soltarlos a los vientos
al viento los devolviste.
Diste al viento lo del viento,
sus versos le devolviste.

Y el viento que te los dio
lejos los irá llevando
para que otros pregunten
lo que vos vas preguntando.
Tus ojos y tus oídos
ya te estarán contestando.”

DHB
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