zamba

Irguió su tallo y alzó las hojas
al solar beso crepuscular,
la luz llameaba en su penacho
ungiéndola reina del pedregal.

El viento, fantasma de la danza,
como un requiebro de sol y sal,
la seducía con sus pañuelos,
solícito amante de carnaval.

“Arquea tu talle, hierba, en mis suspiros,
hagamos la tarde girar y durar
hasta que en las cumbres asome el lucero
y un beso te robe, uno nada más.
Yo lo llevaría muy quebrada adentro
pintando los valles con tu verde-mar.”

“Alzo en tu nombre los remolinos
blancos, sedosos, de lento andar,
te acuno en ellos y tú concedes
la gracia infinita de tu vibrar.”

“Tus hojas brillan, todo se enciende
cuando te meces en mi soplar.”
le dijo el viento, y en una zamba
preñaron de verde el pedregal.

“Arquea tu talle, hierba, en mis suspiros,
hagamos la tarde girar y durar
hasta que en las cumbres asome el lucero
y un beso te robe, uno nada más.
Yo lo llevaría muy quebrada adentro
pintando los valles con tu verde-mar.”

DHB
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