Soy la brisa impertinente
¿Dormís aún?
Agito las cortinas para vos, doy una vueltas por la habitación, volteo una página del libro que leíste anoche y entro discreto en tu sueño.
Lo hago primero por el mechón de tu frente y te das vuelta.
Recorro suavemente tu contorno dibujado en las sábanas. Asoma un pie y allí me dirijo. Dedo a dedo me filtro a tu tobillo, es suave y tibio. Tiene la suavidad de las cotidianidades no estrenadas.