Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

Soy la brisa impertinente

¿Dormís aún?

Agito las cortinas para vos, doy una vueltas por la habitación, volteo una página del libro que leíste anoche y entro discreto en tu sueño.

Lo hago primero por el mechón de tu frente y te das vuelta.

Recorro suavemente tu contorno dibujado en las sábanas. Asoma un pie y allí me dirijo. Dedo a dedo me filtro a tu tobillo, es suave y tibio. Tiene la suavidad de las cotidianidades no estrenadas.

Recogés el pie y volvés a girar. Ahora has descubierto parte del pecho. Soplo despacio esa torneada blandura y algo se eriza, muy poquito (el pudoroso sueño aún mantiene quietos sus duendes).

Me deslizo por la axila (continúan la suavidades), en ascendentes espirales recorro tu brazo que baja a tu regazo y agradezco la ternura del vientre. Me detengo unos instantes allí como una mínima nube curiosa. Subo y bajo con extrema placidez, subo y bajo, subo y bajo, al ritmo de mi hermana tu respiración.

Subo nuevamente, ya decidido a ser en tu cuello una mano y un beso.

Una mano tuya sube y me acompaña. Va conmigo a tu mejilla, allí es inevitable circundar esa carnosa cavidad entreabierta, donde más hermanos indican que debo visitar tu ojos.

Tropiezo en tus pestañas y algo he conmovido: un mar de dulces espejismos asoma intermitentemente hasta que parece que el sol sale de allí y lo que se ve por la ventana es un pálido reflejo de lo que hará realidad el resto de las cosas.

Has despertado, buenos días, agradezco y salgo…

DHB