mis pruebas

(bolsillo/mis pruebas)

Ejemplo de Tabbox

Poesía

Escamas en otoño

No es muy fácil quitarse de uno mismo.
Hay un viejo atavismo en nuestros cuerpos
que pugna por quedarse
se niega a trascender a otras instancias
donde el hambre
la muerte
el sexo
los recuerdos
y todos los imanes
- con sus contradicciones -
que nos pegan si piedad a este retazo
de materia y de tiempo
no gobiernen nuestras ansias.

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Prosa

Pequeñas y efímeras comuniones

El solitario es eso, no hay que ahondar mucho en el tema. Un ser retraído, esquivo, enquistado, con algunos brotes o ramificaciones que a veces lo conectan con los demás o con la realidad (la otra, ya que él tiene la propia), pero que no hacen a su esencia. Conexiones para no sentirse ajeno a todo, excluido, paria, o para una relación políticamente correcta que no ofenda al prójimo.

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Humor

Requiem gasífero

Cuando mi último suspiro
desparrame sus vapores
en las cavernas del tiempo
libre ya de mis temores

cuando mis huesos no pidan
más de lo que puedo darles
y mis narices no huelan
nuca más los buenos aires

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Nubes a cuerda

Expectatio

Entre las verticales del cristal
flotando silenciosa
la esfera de hematite
soltaba sus ásperos pedruscos
prismas de sal
se amontonaban
en el asfalto

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Ocaso aplacó tus vapores agresivos
y una brisa a contramano
no alcanza a rizar tu epidermis aceitosa
cuyas lácteas lunecencias
ondulan, como boas ancestrales,
hacia un remoto origen de yemas optimistas.

Cinta de luto, aún más anochecida,
con una hebilla de plata que trae del recuerdo
orillas frescas y juncos estremecidos.

¡Pobrecito animal manso y apaleado!
En tu agónico reptar de pluviales movimientos
aún persiste la memoria del vergel y los jazmines.
Esta noche olvidás la ofensa suburbana
y brillás,
generosa guirnalda que se tiende

desde mi desazón al ojo ebúrneo
que nos mira discurrir conjuntamente
en un intento terco y obcecado
de mantener el cauce y la mirada.

Desde el puente,
tus reflejos de ameba iridiscente
estallan calmos, me dilatan, me contraen,
en un musical silencio de latidos apagados.

¡Contagiame la gracia
que, aún en los estertores subcutáneos de tu muerte,
le gritás a las ruinas fabriles de tu vera,
que, atónitas,
en su limbo lunar de grúas oxidadas,
no entienden (pobreza mineral)
que en tu lecho de barros venenosos
subyace el germen resistivo de tu vida!