Avenoche
Luego de jugar a nada
cuando las tristes máscaras agrietadas
caen con otoñal futilidad
y el carrusel vacío silencia su letanía
paso a paso me adentro en las oscuras mieles de la noche
penetro blandamente la membrana azabache de lo íntimo
y, ya suspendido en la ingravidez vibrante
donde los contrastes afilan sus dagas contundentes,
ansioso espero la llegada del ave.