Reflejos en una noche a las afueras del pueblo
La mañana del sábado pasado
en un esfuerzo desesperado
por organizar y dirigir
mi vida de una manera más ordenada
confesé
a mi mejor amigo
que en lo profundo de mí
yo era un insensible mentiroso
la noche anterior
había visto
mis veinticinco años de vida
flotando en un cartón de cerveza
pasé la noche afuera
en el pueblo bailando
en la más maravillosa unión
muerto drogado borracho
con dos de mis amigos
y los rostros fantasmales de la gente
a quienes nunca le importó
la noche terminó bien
como todas las noches
con medias lunas flotando
y medios planetas orbitando en círculos
en los profundos círculos concéntricos
de mi atormentada conciencia
el cadenero del antro
me gruñó y
dijo que no debería dormir
en lugares públicos entonces
me echó fuera
y caí en picada
águila sin alas
la escalera era mía
por un segundo fui
el rey
mis lentes se quebraron
rompí el billete de cinco dólares
hundido en el desagüe
de la crueldad de ese hombre
y mi pelvis me punzaba
martillada con dolor
pedazos de concreto
hormiguearon en mis venas
peleé
grité
maldije
lloré
y dije soy un ser humano
usted no me puede hacer esto
mis derechos están garantizados
por la Constitución
(sabrá Dios qué signifique eso)
enfurecí
temblando de miedo
de la desconocida violencia
hacia nuestra gente
hoy que es sábado por la mañana
mientras ahogo mis penas
en una taza de chocomilk
el Fiji Times miente arrugado
en el cesto de basura
y hay un inquieto
sentimiento de incertidumbre
depresión y fracasos
de ser rechazado y malentendido
como ser descubierto con tus pantalones bajados
en algún lugar de la calle
lamentando la muerte de las tradiciones
qué pudo haber salido mal –pregunto
¿perseguí a los dioses equivocados?
Tengo dolor de cabeza
por demasiada introspección
y miles de agujas danzan
ante mis ojos
explotando en el cielo
recojo las piezas
y hay agujeros por doquier
y los libros están empolvados
por el desuso
estoy confundido
por tantas opciones
y no puedo encontrar el rumbo
(en la realidad del día a día)
lloro y despotrico
y maldigo la naturaleza de las cosas
pero ¿de quién es la culpa?- pregunto
¿es mía?
¿es tuya?
¿o es nuestra?
Esta noche debería
arrastrarme una vez más
hacia la orilla del mar
donde alguna vez de entre
los fantasmas conscientes raíces
de mis antepasados
me senté y soñé
en las cosas que a mi
me gustaría hacer
mientras las olas se levantaban y caían
sin inmutarse ante mi presencia
así de buena es la naturaleza
de las cosas que existen por sí mismas
pero todas obedecen
a un ritmo eterno
donde la mente habita
en la infinita desorientación
del orden de la vida
un problema
dentro de otro
mira y observa como
la grieta se ensancha
en la cósmica pared
pero ¡oh! No hay luz
solo oscuridad
y desesperanza
sin embargo sueños de salvación.
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera