Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

mis pruebas

(bolsillo/mis pruebas)

Ejemplo de Tabbox

Poesía

Con medusas


Pulsan sus tules de aguas imposibles
sus velos de arroyos sumergidos
derivando casi en sus sueños de cristales

se ladean y danzan su vals acampanado
de síncopas traslúcidas
en donde las guirnaldas pendientes de sus copas
cual rizadas lluvias primordiales
centellean en busca de mínimo sustento

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Prosa

Adrianita

A los seis años uno apenas comenza a salir del estado larval (aunque algunos no lo consiguen en toda su vida) y yo era una larva algo temerosa ante los extraños, bastante solitaria, pero lo suficientemente curiosa como para ser optimista con respecto a mi vida social. Claro, no para un ¡waaaaaaa! ni nada cercano, pero sí para lograr ser discretamente sociable.

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Humor

Animaladas I


Viendo pasar la existencia
desde mi cómoda hoja
no me perturba ni moja
esta húmeda presencia.
Ni de la labor la ausencia
me causa remordimiento.
No exagero ni le miento:
para mí no es el trabajo
dado que nunca me atrajo,
por lo tanto ni lo intento.

DHB

Nubes a cuerda

Crepúsculo

Me recuesto en el arco del crepúsculo
estirando mi conciencia
adelgazando mis fibras esenciales
como una cama elástica

en ella se solazan
atroces criaturas de incógnita belleza:
réplicas monstruosas
metálicas y absurdas
de insectos fabulosos

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Ocaso aplacó tus vapores agresivos
y una brisa a contramano
no alcanza a rizar tu epidermis aceitosa
cuyas lácteas lunecencias
ondulan, como boas ancestrales,
hacia un remoto origen de yemas optimistas.

Cinta de luto, aún más anochecida,
con una hebilla de plata que trae del recuerdo
orillas frescas y juncos estremecidos.

¡Pobrecito animal manso y apaleado!
En tu agónico reptar de pluviales movimientos
aún persiste la memoria del vergel y los jazmines.
Esta noche olvidás la ofensa suburbana
y brillás,
generosa guirnalda que se tiende

desde mi desazón al ojo ebúrneo
que nos mira discurrir conjuntamente
en un intento terco y obcecado
de mantener el cauce y la mirada.

Desde el puente,
tus reflejos de ameba iridiscente
estallan calmos, me dilatan, me contraen,
en un musical silencio de latidos apagados.

¡Contagiame la gracia
que, aún en los estertores subcutáneos de tu muerte,
le gritás a las ruinas fabriles de tu vera,
que, atónitas,
en su limbo lunar de grúas oxidadas,
no entienden (pobreza mineral)
que en tu lecho de barros venenosos
subyace el germen resistivo de tu vida!