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Camino por un desierto
de ladrillo rúsitco
molido
donde asoman expectantes
erizados cactus
redondos y petisos
En el cielo tranquilo de la tarde
donde unos dorados pájaros
bordan nubes con su sangre
una boca de diamantes sonríe para hablarme
y en un aliento de plata
que sacude el piso sordamente
escucho sus palabras:
¿Qué hacés aquí
en esta tarde rizada?
¿qué espigas estás buscando?
¿qué espada para el camino
necesitás
de delfines y de estrellas
forjada?
Las montañas silenciosas
con voz de paisaje viejo
¿no te dicen
buscador
por dónde va tu sendero?
¿no te llama blandamente
la melena de las selvas
verde voz
a tomar el fruto rojo
rutilante de su alma?
El canto de las medusas
de pelo de humo
que en los mares se quedaron atrapadas
en su prisión transparente y esmeralda
¿no te llama?
Digo que sí.
Digo que no.
Que en las cajas secretas de las plazas
hallo insectos milagrosos
marcas antiguas
caricias
que apasionadas manos alguna vez buscaron
en los surcos de la piel
la respuesta
la flor del alma
Que recojo el eco de pisadas solitarias
en los callejones huecos
en pasillos
No me alcanza
No me alcanzan las burbujas invisibles
ni las balas de plata
El lamento espiral del caracol
que en el estanque musgoso
quedó huérfano de lapas
no me alcanza
Ni me alcanza la alegría
que ripia a veces en surcos de perlas blancas
¿Y no encontrás buscador
la ecuación
la cifra exacta
el color justo o la palabra adecuada?
Que ¿qué gesto has de poner?
¿qué decisión tomar?
¿o con qué vara medir?
Te veo tan pequeño que no sé
hasta dónde puedas entender
una respuesta
o siquiera estas palabras…
Entonces
boca luminosa
¡oh, boca!
ensanchá mi mente
abrí mi corazón
separá parte a parte las vueltas de mi cerebro
y sembrá semillas claras
de luz y de entendimiento
Que germine en mi espíritu la línea que separa
los principios de la excusa
el amor infinito de la roca real
y la lluvia de las llamas
Dame el arma cuyo fuego me queme las impurezas
y destile el licor de la verdad a mansalva
Dame un pico
una pala
o el cincel que modele de la duda
su intangible sustancia
Estos cactus que me miran ¿son barreras?
¿es la sonrisa un acto de conformismo?
¿nos da el llanto calidad de estalactitas?
¿qué moneda es la que compra el destino de los hombres?
¡oh, boca! necesito un beso
una armadura
diamantes
flechas doradas
tierra fértil
un continente de espumas
un traje de albahacas
flores de hierro y guitarras.
¡Ay boca de diamantina traza!
¡estoy solo
como tantos
como tantos!
¡huérfano de paz y de habla
como tantos
en esta madrugada apretujada!
¡como tantos
como tantos
como tantos que naufragan!
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera