Secciones
Con las ventanas abiertas al fresco de la noche
entrego mis poros a la suave caricia
y en litúrgica espera de tu nocturno beso
se aúnan en las sombras dos incógnitas:
cuerpo y brisa
Tendido en el lecho
la intáctil materia recorre mis nostalgias
mis volátiles sueños
la extraña telaraña de simples alegrías
y el misterioso cofre de anhelos y recuerdos
El tónico soplido de ese duende invisible
eriza levemente
la superficie dócil y expectante de mi piel
Y el sueño se aleja dando paso al disfrute
distrayendo ansiedades y compromisos fútiles
sembrando en mis pulmones
una gramilla joven
brillante de placer.
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera