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Kotrümoj radelpah no shef okêlta,
shuma flitz ehm, gatjö kimma troqntèh.
Gashtebõ no Kotrümoj repentnèh,
oshåba melt hojghnæ güo mika shteltha.
Jõs kummèlit orpah mijshûma hêntah
¡Gozke! ¡Gozke! Jyrim gne Tule tek,
shum kimmatö Kotrümoj tolunec
ajtañe melt joctè ny kasu jëlta.
¡Gozke, Kotrümoj! ¡Gozke fårzi menta!
Nÿdrij hog stamte kärne snuma völtej
fårzevnô jina völtej sè kremötej.
¡Karanji fronkêl prèjtañi, Kotrümoj!
¡Jendhal, Kotrümojnevia ghöne kumoj,
natkhome jõn trekne vylo Jajventa!
Apuntes sobre El llamado
Quise dejar estas líneas para el final y no como nota preliminar para no influenciar, en ningún sentido, las sensaciones que pudiere provocar este excelso poema.
El preciosismo, la gracia sonora, la fina sensibilidad volcados en este soneto, echa por tierra el viejo (e incomprensible) mito de que la lengua klingon es un mal ensamblaje de eructos, toses, gruñidos y escupitajos. Y no sólo en lo que a musicalidad se refiere. La riqueza de imágenes, la sutil elegancia con que se engarza cada uno de los vocablos en la idea poética de cada verso, y éstos en el total del poema, hablan de un sentimiento y una habilidad de los más elevados, como se aprecia ya con la primera lectura.
En cuanto a lo puramente técnico, podemos decir que el autor posee un dominio del idioma y una erudición envidiables. Como pueden ver, en la concepción global de la obra se plasma gráficamente la época en que vivió - aquí permítanme aplicar los rótulos que nos son conocidos, ya que las etapas artístico-culturales de su civilización son cuasi equivalentes a las nuestras - : pleno auge del romanticismo. Sin embargo, en los versos 1, 2, 5 y 6 vuela a pleno el Angel Gótico, en los versos 3, 4, 7 y 8 son evidentes los elementos del Barroco Tardío. A su vez, en los dos tercetos, los elementos renacentistas (más precisamente el renacimiento de la 2ª mitad del 3er. imperio) muestran toda su fuerza y delicadeza. No faltan, para terminar de vislumbrar las capacidades del autor, los elementos históricos y hasta filosóficos de los que hace gala.
Es una verdadera pena que no se tenga noticia de alguna otra obra de su autoría. Sólo se conoce de él (al menos hasta el momento de escribir esta página) este soneto.
Para terminar el comentario literario, no evitaremos la redundancia, es más, la enfatizaremos diciendo que si existen la sensibilidad, la delicadeza, el brillo, la elegancia y la maestría, este soneto es la prueba.
Apuntes biográficos
Lamentablemente (y paradójicamente) sólo hay datos de su prematura y escandalosa muerte.
A la edad - aproximada - de 22 años, luego de la lectura de presentación de este soneto, en medio de un banquete klingoniano (obvian las aclaraciones) despachó a su cuñado undiéndole la cabeza de un garrotazo para, acto seguido, enredarse en una desenfrenada cópula con la mujer del occiso, directamente sobre la mesa, entre grasosos pedazos de carne y chorretes de vino. Los parientes del finado, indignados, arremetieron contra los adúlteros y, literalmente, los licuaron a hachazos. Fue tal la ira desencadenada que, en el paroxismo de la violencia, enceguecidos, se atacaron unos a otros. La matanza fue terrible: sobrevivió nada más que un enano que hacía las veces de bufón, quien, viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, tuvo la acertada idea de esconderse dentro de una tinaja en una habitación contigua. Afortunada decisión para él y para el arte, ya que se supone que fue él quien rescató el manuscrito del soneto que nos ocupa.
Espero que lo disfruten tanto como yo cada vez que lo leo.
Hasta luego.
— DHB
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Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera