OrquideAlucinadA

Luego de jugar a nada
cuando las tristes máscaras agrietadas
caen con otoñal futilidad
y el carrusel vacío silencia su letanía
paso a paso me adentro en las oscuras mieles de la noche
penetro blandamente la membrana azabache de lo íntimo
y, ya suspendido en la ingravidez vibrante
donde los contrastes afilan sus dagas contundentes,
ansioso espero la llegada del ave.

Con alas de petróleo
en sensual y tierno abrazo
me envuelve, me atesora
su plumaje de sombras
acaricia mi frente agradecida
el abismo de sus ojos se clava en mi mirada

(estoy listo)

en circular impulso me lanza al infinito
y, como celestial peana,
voy arrancando chispas a la nada

¡Oh, noche!
¡Oh, tinieblas de estrellada calma!
¡Aquí están mis entrañas
esperando el zarpazo vital con que desgarrás
los nudos de mi alma!

¡ofrezco a tus cuchillas
el furor espeso de mi sangre!
¡quiero vaciarme en luces
para aplacar la ira de mis hambres!

¡Oh, noche!
¡Oh, muerte con que nazco de la nada!
¡Oh, pájaro de fuego
donde se quema la abulia cotidiana!
¡cascada de silencio que aturde
el carnaval hipócrita que surje con el alba!
Tus dientes acerados laceran mi carne ávida
y el grito de tu fauce sideral
despierta mi mente anquilosada.

¡Oh, noche!
¡Oh, estrellas!
¡Oh, muerte-vida generosa y despiadada!

¡estoy en llamas!

— DHB