Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

Mutantia

A veces mis pupilas se di(s)latan
tanto que empiezo a ver cosas extrañas:
seres pequeños dentro de la gente,
peludos, arrugados, de afilados dientes,
de bocas abiertas y lenguas babeantes.
Son como parásitos que, alternadamente,
se ocultan, se muestran,
hacen sus maldades y desaparecen.

También suelo ver algunas berrugas,
azulinas llagas que supuran
diminutos insectos voladores,

en lugar de manos, atisbos de garras
o negras pezuñas.

Y es en esos trances,
con el aire que arde
y, como una estopa, tapa los pulmones,
que la gente actúa tal como la veo:
se vuelve mezquina,
tira tarascones,
aborrece al prójimo.
Y si a otro se acerca solícitamente
es porque sus ojos, purulentos y ávidos,
han visto provecho para su rapiña.
Sus mentes parecen no ver más allá
de un trozo de carne,
electrodomésticos
o autos lujosos.

En esos momentos tan desesperantes,
tan desesperados,
arrecian las guerras, violaciones, llantos.
La avaricia sube a niveles álgidos.

En esos momentos de eructos y aullidos,
en esos momentos desesperanzados,
en esos momentos
tan, tan cotidianos,
en esos momentos
temo a los espejos.

DHB