OrquideAlucinadA

Una a una van cayendo
las notas de su piano
y con el lento
ejecicio inocente
pueblan la tarde ausente.

Inicia y se detiene,
duda y recomienza
Do
Re
acunando la siesta.

Do
Re
Mi
insiste en insistir.

Progresa en el trajín
con cálido tesón
Fa
Sol.

Trastabillando un poco,
por impaciencia,
sus dedos al tocar
Fa
Sol
La.

Ahora, con suave alegría
(en las pausas se presiente
y un poco por la presión
de sus dedos
en el teclado paciente)
promediada la lección
Sol
La
Si
ya casi al fin.

Y la tarde,
arduamente columpiada
por las notas desgranadas
una a una,
se ilumina con la suma
de las sílabas
acabadas de su son
La
Si
Do…

— DHB