El extranjero
La tierra me camina debajo de la sangre
subrepticia y callada
quién sabe
de vergüenza
de pudicia paidosa de un silencio cobarde
recorre la minucia celular de mi carne
gritando quedamente
¡Eh, Daniel, escuchame!
¿no ves que quiero verte
llamarte y que me llames?
¿No escuchás el bramido que derramo en las calles
cuando vas caminando
huyéndole a la gente
mintiendo tus verdades?
La tierra me camina sin prisa y sin alarde
generosa me espera
paciente
sin culparme
sabiendo o presintiendo
sospechando que un día
habré de despertarme
zambullirme sin miedos
en su abrazo de madre
y gozar de ese ajeno sentimiento que duerme
- extranjero
heremita -
molesto en el encierro del que no sabe darse
Practico por momentos
civilizadamente
los juegos de salón del mundo y sus oficios
pero nunca me salen
Mientras tanto
deambulo como un zombi sin patria
sin rumbo y en harapos
sin alma
muerto de hambres
sin miras ni horizontes
perdido en las cenizas aciagas de la tarde.
— DHB
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