Cortedades
Opúsculos, gotas, guijarros, minimidades
XXVIII
Descerrajaron los tilos
su andanada de fragancias,
cruel metralla de aromáticas memorias,
mezcla de dulces suspensiones
y nostálgicas instancias.
— DHB
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Albas
Henchida por su carga de misterios,
acaso inmaculados,
quizás alguno impuro,
surge quebrando el cascarón oscuro
la ráfaga brutal
de blancos despiadados.
— DHB
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XXVII
Una nube entre las torres,
una vaporosa adivinanza,
un posible ejercicio de delirios.
Pero los cables
han tajeado su vientre.
— DHB
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XXVI
Un árbol de sombra
crece a los pies del árbol
como un espejo muerto.
Sólo el hueco de su nombre,
sin hormigas ni pájaros.
— DHB
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XXV
El tornasol del charco en el asfalto
convierte en espirales indecisos
a los cubos de hierro y de cemento,
los disuelve en su aceitoso piélago
quizá intentando una blandura.
— DHB
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Fluvial
Hieren estos peñones que se alzan
como cuadrangulares condenas al deseo
cortando el horizonte.
Mazas que se abaten urgiendo lo superfluo.
Ríos de cemento…
Ríos de cemento cortando el horizonte.
— DHB
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XXIV
El almanaque sólo es una convención. Marcas que pone el hombre para tratar de acotar algo tan abstracto y huidizo como el tiempo…
Ilusos.
— DHB
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XXII
A Ruth
Pasé junto a la piedra bajo la cual moras
ignorante de la gracia de tus dientes
y has mordido
y has mordido
y he vuelto a pasar
y he vuelto
y he vuelto…
— DHB
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XXI
A Ruth
He entrado en esta sala
(nacida cuando llegaste)
no hay muebles
no hay alfombras
pero traje
(y lo poblará todo)
unas lamparitas
que proyectarán tu sombra en las paredes.
— DHB
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