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Tu piel tiene la tibieza
de los pedos que, en la cama,
uno deja salir, quedos,
en la noche o la mañana.
En tus ojos se adivina
la calidez que provoca
el pis en una PIScina;
ojos pardos que semejan
dos culos de perros negros
que en la oscuridad se alejan.
Y tu boca ¡dulce boca!
¡con qué gusto aspiraría
los eructos que te causan
la pizza y la birra fría!
¡Ay, amor, si vos supieras…!
¡Yo tanto te necesito
como en un día diarreico
al inodoro bendito!
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera