OrquideAlucinadA

Va estirando el ramaje humedecido
sus dedos aguzados,
rasgando el vientre henchido
de un cielo turbio y agrisado.

Y en la laceración que ha proferido
su arañazo vegetal
el sol quiere filtrar
esperanzado
el filo de su puñal.

Su filigrana inconclusa
contrasta con el lienzo plomizo de la tarde,
quebrando porcelanas alteradas
por volutas inquietas y cambiantes.

La rama, escuálida y sedienta
de hojas que partieron,
clava la aguda estribación de su reclamo
en los faldones rebosantes de los cielos
y por el tajo abierto en el costado
en vez de luz
el sol permisivo del invierno
da paso al aguacero.

— DHB