OrquideAlucinadA

Cuando el viento de la vida
me lleve por los caminos
polvorientos y nostálgicos
del silencio y del olvido

y ya no sea mi voz
más que un eco apaciguado
de risas y de conversas
de murmullos apocados

me iré caminando lento
tranquilo y agradecido
silbando viejas canciones
hacia un crepúsculo limpio

iré pateando terrones
y masticando algún tallo
de cebadilla silvestre
sin morral y sin caballo

Pero quisiera dejar
antes de partir del todo
hacia el fuego de la tarde
y sus remolinos rojos

una parcela surcada
de brotes firmes y honestos
una carrada de abrazos
a las personas que quiero

una mariposa leve
un beso como rocío
una hoja de esperanza
una canción al oído

una caricia impalpable
en los rostros de los míos
y el sabor fresco y fragante
del vino con los amigos.

Cuando ya me alcance el tiempo
y se afloje el encordado
y me aviente el empujón
pesaroso de los años

cuando sin cuerda y gastado
sienta que me voy quedando
sin remedio rezagado
y me ronden los caranchos

abriré un nuevo camino
misterioso y solitario
donde por última vez
perderme de contramano

para mirar bien de frente
lo correcto, lo acertado
y los errores que hube
que fueron más que unos cuantos.

Pero quisiera dejar
antes de partir del todo
por la huella interminable
del mundo de los rastrojos

una bandera flameando
un grito como campanas
una risa estrepitosa
una hoguera más que humana

una marea de puños
alzándose ante el muro
del odio y la hipocresía
de los corazones duros

un NO rotundo a la muerte
que siembran malos Señores
y un puñetazo de fuego
al rostro de los traidores.

Partiré entonces tranquilo
magullado y satisfecho
acariciado y bendito
con el sol dentro del pecho.

— DHB