La bichera
Se clavan en mis costados
las espuelas de tus ojos
y entre espinares y abrojos
mi corazón se atolondra
queriendo alcanzar la alondra
fugaz de tus labios rojos.
El alazán de mi pecho
bombea su roja espuma,
no lo demoran la bruma
ni las toscas del camino,
y, soñando su destino,
en sueños se vuelve puma.