Me cago en la poesía
Por los abalorios de colores
y sus etéreos giros elitistas,
por el marfil encolumnado,
por el arpa ultraterrena y sus acordes
de impiadosa alegoría,
por su universo alambicado,
me cago en la poesía.
Por la costumbre empecinada
de ocultarse tras las tapas
forzando al compromiso y al esfuerzo
de interpretar los brillos
de su bisutería,
por sus manzanas doradas,
me cago en la poesía.