Beber tu vino
El mosto maduro de tu boca
atardece la mía en lánguidos desvelos
y, como un vino de rojas claridades,
en la noche frutal de tu mirada
a grande bocanadas
bebo y bebo.
Con tibios círculos de aires camaradas
tu piel en la mía asienta el desconsuelo
y en las latitudes del goce verdecido
que quiebra las cortezas áridas, sedientas,
del racimo de tu boca
bebo y bebo.