OrquideAlucinadA

zamba

Vengo del turbio neón de una aurora,
húmedo seno de estirpe animal.
Reptando anduve silencios y luces
hasta que, erguido, me he puesto a cantar.

Son estos cantos rezos al recuerdo
de aquellos años de amor vegetal
cuando sonaban en clara armonía
la voz del viento y el río frutal.

El monte y el cerro, la pampa y el mar
son fieras que muerden mi pecho al cantar
y en la herida abierta por amable diente
brotan estos versos, pájaros de sal.

Del rojo fondo de la lejanía
viene al galope la copla ancestral
firme en el lomo de un corcel de fuego,
chusca, gritando su antigua verdad.

Éste es mi verso, herido y sangrando.
Pervive en ojos de oscuro mirar,
en bocas mansas y caras de tierra
que aûn recuerdan su edad virginal.

El monte y el cerro, la pampa y el mar
son fieras que muerden mi pecho al cantar
y en la herida abierta por amable diente
brotan estos versos, pájaros de sal.

DHB