Secciones
al maestro Eduardo Falú
Gorjean tus dedos
los trinos que el poeta ido
labraba en las alturas de la lengua.
La cálida garganta de madera
suelta tus alondras
que señalarán por siempre
la senda frágil del corazón latiendo
en el rincón más tibio
de los sentimientos.
La amable austeridad de tu presencia
quedará hasta el fin de los sonidos
grabada en diapasones de dulzura,
nostalgia y maestría.
Y será al final de mi camino,
en su recodo más tierno,
donde hallaré nuevamente la armonía,
esa en donde, desde mi infancia,
tus acordes templaban
el presente y el futuro de mi dicha.
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera