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El laudanóptero (nombre temporal, como veremos más adelante) es un insecto del tamaño de una cucaracha grande, posee alas emplumadas con dedos en los extremos, tiene una cola prensil como la comadreja, sus ojos están formados por cientoveintisiete ocelos cada uno y están ubicados en la culminación de dos pedúnculos flexibles que nacen en la nuca, siete son los pares de patas - palmeadas - que se distribuyen a lo largo de un cuerpo cubierto de escamas plateadas. En la parte inferior del abdomen posee una pequeña marsupia donde deposita sus huevos, los que eclosionan a través de su lomo.
Sus hábitos alimenticios son un tanto desagradables: se lo ve formando pequeños enjambres prendidos a las terminaciones rectales de varios mamíferos (incluidas las del ser humano) donde se alimenta de secreciones anales, ricas en azúcares y proteínas (según dicen quienes las han probado), razón por la cual el vulgo lo ha apodado vuelaboquete o colibrí culero.
Entre las patas que forman el último par, este molusco posee un equívoco apéndice; esta característica hizo que poblaciones primitivas (incluso tribus urbanas) lo adoraran como espíritu de la virilidad. Hoy sabemos que sólo emplea dicha extremidad para limpiar los restos de “alimento” que quedan en sus mandíbulas, a modo de mondadientes.
El nombre de laudanóptero (temporal, como dijimos) fue asignado por un tribunal arbitral hasta tanto se pongan de acuerdo las dos facciones de entomólogos que disputan su descubrimiento y tipificación. Dicho nombre fue elegido porque, luego de sus cloacales libaciones, el batracio en cuestión entra en un estado de sopor o atontamiento debido a las emanaciones que aspira durante el piscolabis.
Pocas veces el mundo de la ciencia se vió conmovido por una controversia como la sucitada por este quelonio, incluso se han registrado violentos enfrentamientos entre los bandos querellantes en los que se arrojaban bolsas con materia fecal y globos llenos de pis.
Por un lado están los que sostienen que el laudanóptero es el resultado bastardo de la unión de hemípteros con ortópteros provenientes del Asia meridional, este grupo le asignó el nombre de lambecula merdata. Por el otro lado están quienes dicen tener pruebas irrefutables de que el repelente reptil deriva del acoplamiento incestuoso entre himenópteros y dípteros del norte del continente americano y que el nombre que le corresponde debería ser excretati libans. Que, por cierto, tiene más vuelo poético (afirman).
Sea cual fuere el resultado de esta proverbial disputa (con perdón), debemos reconocer que se trata de una alimaña bastante curiosa, aunque su origen, de cualquier modo, es abyecto.
Además de ser un bicho muy mal educado.
— DHB
Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas… necesarias para quien las profiriera