Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

mis pruebas

(bolsillo/mis pruebas)

Ejemplo de Tabbox

Poesía

Arbórea

Ella a veces es un bosque,
ya brumosamente opaco,
ya oscuro y fantasmagórico,
ya luminoso y alegre
con trinos y enredaderas
que trenzan sus esperanzas
en la piel parca y rugosa
de su repetido cuerpo.

Como atuendos medievales,
los líquenes, las parásitas,
los zarcillos, los botones
de pétalos circundados,
pueblan el raro universo
de ninfas innumerables
con su rostro esquivo, claro,
de luna llena atrapada
en el hueco de las manos.

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Prosa

Adagio

Sus alas eran dos abanicos cargados de flores espumosas batiéndose lentamente casi a ras del agua. El esporádico roce de sus patas con las ondas plateadas arrancaba explosiones diminutas de perlas fugaces.

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Humor

Animaladas III


Acá estoy, acicalando
este cuerpito gentil
que en noviembre o en abril
a las chinas suspirando
siempre las anda dejando.
Al bailongo yo galopo
sabiendo que algún piropo
a las damas les fomento.
Con permiso, me presento:
yo soy LA LLAMA CON JOPO.

DHB

Nubes a cuerda

Expectatio

Entre las verticales del cristal
flotando silenciosa
la esfera de hematite
soltaba sus ásperos pedruscos
prismas de sal
se amontonaban
en el asfalto

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Ocaso aplacó tus vapores agresivos
y una brisa a contramano
no alcanza a rizar tu epidermis aceitosa
cuyas lácteas lunecencias
ondulan, como boas ancestrales,
hacia un remoto origen de yemas optimistas.

Cinta de luto, aún más anochecida,
con una hebilla de plata que trae del recuerdo
orillas frescas y juncos estremecidos.

¡Pobrecito animal manso y apaleado!
En tu agónico reptar de pluviales movimientos
aún persiste la memoria del vergel y los jazmines.
Esta noche olvidás la ofensa suburbana
y brillás,
generosa guirnalda que se tiende

desde mi desazón al ojo ebúrneo
que nos mira discurrir conjuntamente
en un intento terco y obcecado
de mantener el cauce y la mirada.

Desde el puente,
tus reflejos de ameba iridiscente
estallan calmos, me dilatan, me contraen,
en un musical silencio de latidos apagados.

¡Contagiame la gracia
que, aún en los estertores subcutáneos de tu muerte,
le gritás a las ruinas fabriles de tu vera,
que, atónitas,
en su limbo lunar de grúas oxidadas,
no entienden (pobreza mineral)
que en tu lecho de barros venenosos
subyace el germen resistivo de tu vida!