Deshorados
tangoide
Y te fuiste, nomás, por los canceles
que le abría mi tarde a la esperanza,
dejando un resabio de polvo iluminado
por las luces del adiós y la distancia.
Te marchaste esa tarde sin partir
porque yo nunca había llegado a tus umbrales,
tenía llaves de sombra
para las cerraduras de luz de tus portales.