Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

mis pruebas

(bolsillo/mis pruebas)

Ejemplo de Tabbox

Poesía

Deshorados

tangoide

Y te fuiste, nomás, por los canceles
que le abría mi tarde a la esperanza,
dejando un resabio de polvo iluminado
por las luces del adiós y la distancia.

Te marchaste esa tarde sin partir
porque yo nunca había llegado a tus umbrales,
tenía llaves de sombra
para las cerraduras de luz de tus portales.

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Prosa

El hombre espejo

Porque es como nosotros (es decir, cómo sentimos el querer y no) todos atentamos contra el hombre espejo, ese personaje gris, con cara de nada, que camina por el borde de la acera, como un pucho apagado al viento. No lo miramos, no lo vemos, y , sin embargo, lo odiamos.

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Humor

Oboe

A veces la melancolía
martillea con su oboe cadencioso

sólo a veces

la mayor parte del tiempo
es un pedo en el que me refocilo.

DHB

Nubes a cuerda

Anomalías

Reverberan los objetos
con verdes vibraciones
goteando, por momentos,
sus mieles austeras,
a veces salpicando
angustias disconformes.

Crujen los insectos
sus noches milimétricas,
ondulando en su banquete
la estopa humedecida
de nuestros sentimientos.

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Ocaso aplacó tus vapores agresivos
y una brisa a contramano
no alcanza a rizar tu epidermis aceitosa
cuyas lácteas lunecencias
ondulan, como boas ancestrales,
hacia un remoto origen de yemas optimistas.

Cinta de luto, aún más anochecida,
con una hebilla de plata que trae del recuerdo
orillas frescas y juncos estremecidos.

¡Pobrecito animal manso y apaleado!
En tu agónico reptar de pluviales movimientos
aún persiste la memoria del vergel y los jazmines.
Esta noche olvidás la ofensa suburbana
y brillás,
generosa guirnalda que se tiende

desde mi desazón al ojo ebúrneo
que nos mira discurrir conjuntamente
en un intento terco y obcecado
de mantener el cauce y la mirada.

Desde el puente,
tus reflejos de ameba iridiscente
estallan calmos, me dilatan, me contraen,
en un musical silencio de latidos apagados.

¡Contagiame la gracia
que, aún en los estertores subcutáneos de tu muerte,
le gritás a las ruinas fabriles de tu vera,
que, atónitas,
en su limbo lunar de grúas oxidadas,
no entienden (pobreza mineral)
que en tu lecho de barros venenosos
subyace el germen resistivo de tu vida!