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Subió al polen ingrávido y sutil de la mañana
envuelta en su silencio
buscó en las ondas del aire aquél suspiro
que la llevara al remolino de colores
voraz y hambriento de rocío
en donde solazar sus ansias de infinito
En todas las noches de mis días
el viento despeina mis estrellas
encandiladas por soles ubicuos y cegantes
como recuerdos de vidas que no hube.
La noche es un inmenso mate
y en su fondo
me siento a contemplar la luna
esa boca alba
por la que se vierten las aguas estrelladas
sus gráciles burbujas suben hasta el borde
espumando la embocadura de los sueños
y en cálidos sorbos
bebo los misterios del silencio.
— DHB
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Un verso de pisar el pasto descalzo
con hormigas y con grillos
y con alguna espina
Un verso de gritar el frío de la helada
en la mañana vaporosa del invierno
en camiseta y en ojotas
Un verso de canículas carnívoras
corriendo por el campo arado
vestido de tierra sudorosa
Tal como el manantial, cuya vertiente
se nutre, en lo profundo, de la roca
y tal como el volcán, en cuya boca
la misma roca gesta su torrente,
con fuegos y con aguas la corriente
de mi alma al caos sísmico convoca
- líquido y piedra, en alternancia loca
con la flama iniciática y demente -.