Letras inútiles, confusas, desorientadas, puercas, escandalosas... necesarias

OrquideAlucinadA

De risas y vulgaridades

(a los paladares delicados)

A las almas sensibles que examinan
estas letras procaces y sencillas
les prevengo: a veces las cosquillas
con un colon vencido se terminan.

En el zafio decir, el verso burdo,
en la soez chicana de la lengua
la pena retrocede, cae, mengua,
y en las guirnaldas locas del absurdo

destellan las hilachas de la risa
sus luces de cordiales villanías.
Hecha la prevención, caro lector,

del hato vil de atroces tropelías,
y como no traiciona quien avisa,
espero que me leas sin rencor.

O que huyas, dejando en los estantes
intactas estas páginas huemantes
de términos vulgares e impudor.

EtiquetaCantidad
22
Desoda a la luna

Con su ojo enojadote
- tuerta, gris y macilenta -
a su cara de cascote
no le falta ningún brote
¡qué mejilla granujienta¡

Colgada de las alturas
como una prenda olvidada
las más feas criaturas
recorren las hendiduras
de su cara apolillada.

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Diagnosis de una desgracia

Dos doctores novatos observaban
el andar vacilante de un anciano
- torcido y pesaroso aquél humano -
y, al vuelo, un diagnóstico intentaban.

- Que el ciático está malo - sentenciaban,
el primero, de su saber ufano,
y el segundo, haciendo contramano,
que era la osteoporosis. Y así estaban…

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El culo ausente (soneto mentiroso)

Se puede amenazar sin disimulo
y anunciar en un título capcioso
un tema levemente escandaloso
como el que más arriba yo formulo.

Sin vergüenza, feliz, me congratulo
del soneto falaz con el que engroso
el bagaje ridículo y latoso
de las tantas sandeces que acumulo.

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El llamado (soneto klingon)

Kotrümoj radelpah no shef okêlta,
shuma flitz ehm, gatjö kimma troqntèh.
Gashtebõ no Kotrümoj repentnèh,
oshåba melt hojghnæ güo mika shteltha.

Jõs kummèlit orpah mijshûma hêntah
¡Gozke! ¡Gozke! Jyrim gne Tule tek,
shum kimmatö Kotrümoj tolunec
ajtañe melt joctè ny kasu jëlta.

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Estrofado de cerdo (soneto a las brazas)

Conseguirás tu víctima inocente
en una chacra al borde del camino.
Doce kilos, no más, tendrá el porcino
para que el plato sea procedente.

Una vez degollado, en agua hirviente
deberás desollarlo y un buen vino
descorcharás brindando por el tino
de la destripación, mas sé paciente:

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