Laudanopsia
La camilla de acero inoxidable está fría y mi cuerpo, sin ropas, asume su temperatura con resignación. La gran lámpara, suspendida a la altura de mi pecho abierto, da, con su brillantez cegadora, un aspecto acaramelado a mis órganos, expuestos a la inquisitoria y metódica mirada del forense. Escarba entre mis vísceras como buscando alguna prenda extraviada en sus cajones, ojalá halle algún latido favorable, algo que nos acerque.