OrquideAlucinadA

Soy de acá, no cabe duda,
en donde la tierra huele
a lágrimas, sueños, risas;
donde con sangre y con cantos
y muchas veces con llanto
se amasan panes de brisa.

Soy de acá, a qué negarlo,
donde un barro aluvionado
alza adobes de esperanza
que son cobijo y no muro,
son abrazo solidario,
son bloques para el futuro.

Soy de acá y no hay tutía,
de la comarca morena,
del barrio Pieles Cuarteadas
por la sal del día a día,
del paraje Los Rusitos,
subtropical cofradía.

Soy de acá, no de otro lado.
No me seducen los vientos
de bienestares lejanos,
me atan a estas latitudes
(porque son nuestros, son míos)
los malestares cercanos.

Soy de acá, indudablemente,
porque sufro y porque sudo
lo mismo que mis hermanos,
y con ellos lloro y río,
con ellos bebo y converso,
y con ellos sueño y canto.

De este Sur que tan al norte
comienza (en el Río Bravo,
rapiñado por el águila
prepotente y terrorista
al hermano mexicano)
no me desprendo queriendo
ni sin querer, pues clavado
me tienen los sentimientos.
Los buenos, también los malos.

¡Soy carne, soy entripado
caliente y alborotado
de la carne de este suelo
que tanto cuesta y está
gritándome al corazón
que no hay dudas:
SOY DE ACÁ!

— DHB
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